Fuimos bosque y por más que nos alejemos de él seremos bosque.
La memoria del bosque es parte de nuestra propia memoria. Es la memoria del pasado pero también la del futuro porqué sin árboles y bosques no hay futuro posible.
Las culturas ancestrales desarrollaron una fuerte consciencia y unión con la naturaleza. Los árboles, pero también el Sol, la Luna, las plantas, los animales constituyeron una fuente de inspiración para desarrollar un estilo de vida armónico con la naturaleza.
Recuperar esta cultura ancestral cuyas manifestaciones todavía se conservan en muchos lugares de Europa y nuestro país nos ayudan a recuperar, entender y expresar la responsabilidad que tenemos como invitados en el planeta Tierra.